domingo, 4 de abril de 2010

Genial

Extraño como este


perderse por el fondo

de la propia noche

y pensar que alguien

podría tocar a la puerta

sin que nadie responda.



Esta casa como el eco

astillado de cada silencio

La que a ciertas horas

llora sin paz a sus muertos

y ya solo en eterno

retorno escribo en ancha

mar procelosa estas breves

notas de viaje



Entre brumas un puerto

lejano a veces ampara

y un rumoroso viento

se alcanza de voces amadas

(ardía el verano en plena

danza de los astros)



Pues ahí donde voy

oscuro es el reino

y toda gloria vana

la rosa de cada palabra:

queda el viento cruzando

las ruinas de oro, un sol

de otro tiempo por amor



de tu nombre (libertad)

la sombra espectral

de toda belleza.

Como el poema final

siete veces se clava

en el duro madero del día.



Alejandro Drewes

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