Cielos profundos
en la superficie de tu piel,
me abren las puertas
introduciéndome en ella, y
por los capilares me siento como cuando nací.
Pues antes de nacer
cuando aún era un globulillo
que sabía ya, anticipaba
el saber que existías.
Sangre como la que se
junta en los juramentos de amigos
como hermanos.
Sangre azul de las venas,
denostada
por sucia
e importante por su misión. Misionero soy,
vengo a conquistar tu alma,
con las manos abiertas
en forma de vasija.
Deja que elija,
que elija ser tu amigo si tú lo quieres,
que sea tu amigo si lo deseas, pues un amigo es
como una estrella en el cielo
terrible y oscuro de las noches,
sol por el día,
alegría en las mañanas del
medio día expectante...
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